Los españoles reclamaban el pago de la “deuda de la independencia” y pretendían embargar el guano peruano para satisfacer sus requerimientos. Una expedición científica, encabezada por Luis Hernández Pinzón, tomó las islas de Chincha, agudizándose la crisis. La guerra era inminente con la llegada de una flota de guerra dirigida por Manuel Pareja. Pezet entendió que el Perú no estaba preparado para una guerra y firmó un polémico tratado con los españoles, el Vivanco-Pareja. En él su gobierno reconocía la “deuda de la independencia” y se comprometía a cubrir los gastos de la flota invasora. La opinión pública se indignó con la noticia y una serie de revueltas se desataron contra Pezet. El coronel Mariano I. Prado capitalizó el descontento y derrocó a Pezet instalando una dictadura. Inmediatamente declaró la guerra a España y formó una alianza militar con Chile, Bolivia y Ecuador. Afortunadamente, los aliados consiguieron la victoria en 1866 en los combates de Abtao (7 de febrero) y el Callao (2 de mayo). A la flota española no le quedó más remedio que retirarse a la Península.
La dictadura de Prado culminó en 1868 con el golpe de estado del coronel José Balta. Pero Balta encontró un país en crisis: el precio del guano había bajado en Europa, los consignatarios del guano incumplían sus contratos y la guerra con España había ocasionado enormes gastos. El presupuesto tenía un enorme déficit. Estando así las cosas, Balta llamó al ministerio de Hacienda a Nicolás de Piérola. Este hizo firmar el célebre Contrato Dreyfus que despojó a los consignatarios nacionales del negocio guanero otorgándole a la casa Dreyfus de París el monopolio de su venta en Europa. Por la firma del contrato, el Perú recibió una fuerte suma de dinero para invertirla en obras públicas.
Al final de su gobierno, Balta convocó elecciones y el principal candidato fue Manuel Pardo, quien había fundado el Partido Civil. Este partido, el primero de nuestra historia republicana, pregonaba el gobierno de los civiles, la modernización del estado y el impulso a la educación. Las elecciones se celebraron en 1872 y el triunfo le sonrió a los civiles. Pero el sector más conservador del ejército no aceptó el triunfo ni la prédica antimilitarista de los civiles y se rebelaron. Los hermanos Gutiérrez encabezaron el levantamiento y secuestraron al presidente exigiéndole la anulación de las elecciones. Balta no aceptó y fue asesinado por los rebeldes. Esto enardeció al pueblo limeño que se levantó y ejecutó en la Plaza de Armas a los Gutiérrez.
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