Instalado por
segunda vez en el poder, Castilla le dio el negocio del guano a los peruanos
“consolidados”. Ahora, convertidos en “consignatarios nacionales”, con el
suficiente capital, pudieron reemplazar a los empresarios extranjeros en la
venta del abono en Europa y obtuvieron enormes ganancias. De esta forma,
Castilla quiso utilizar parte del dinero generado por el guano en formar una
clase local con vocación empresarial.
Al mismo tiempo,
Castilla se rodeó primero de liberales y luego de conservadores. Entre estos
últimos estuvo el sacerdote Bartolomé Herrera, rector del Convictorio de San
Carlos y acérrimo defensor del gobierno de las élites ilustradas. Herrera, una
suerte de ideólogo del castillismo, hizo abolir la constitución liberal de 1856
por una moderada en 1860.
Ahora Castilla,
un poco más politizado que en 1845, impulsó una corriente de solidaridad
continental enviando ayuda económica, por ejemplo, a los mexicanos afectados
por una invasión francesa. Asimismo, enfrentó con éxito al Ecuador en una
guerra al firmarse el tratado de Mapasingue que ponía fin a una ilegal entrega
de territorios peruanos que los vecinos del norte habían hecho a sus acreedores
británicos. De otro lado, creó el departamento de Loreto, promovió la
exploración y colonización de la amazonía, e inauguró una serie de obras
públicas para modernizar Lima y otras ciudades del interior.
El presidente San Román en su lecho de muerte
No hay comentarios.:
Publicar un comentario